IV Carta-Circular del Consiliario Nacional: Marzo 2017

4ª carta-circular: sobre la Cuaresma  2017

“Adoremus in aeternum sanctissimum Sacramentum”:

Adoremos por siempre al Santísimo Sacramento.

Queridos hermanos y hermanas adoradores (as) de Jesús Sacramentado en la ARPU:

De nuevo estoy con vosotros y os saludo en este día tan singular en que firmo y sello esta 4ª carta-circular, en el día 1 de marzo, Miércoles de Ceniza, con su impresionante rito cuando el “sacerdote, mientras impone la ceniza en la cabeza, dice las siguientes palabras: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás» pero también con esperanza: “Conviértete y cree en el Evangelio”. Estamos en un nuevo comienzo de La Cuaresma, “un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte”.

Para daros el contenido de formación en esta Carta me apoyo en parte en el MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2017. Os exhorto ya a que lo leáis y meditéis detenidamente. Pero antes de entresacar y proponeros algunos puntos, me intereso sobre cómo estáis, cómo habéis realizado las tareas del mes pasado.

De mes a mes, de carta a carta, es la ocasión de recordaros cómo ha sido el mes pasado: si hemos cuidado nuestra espiritualidad de ofrecernos con N. S. Jesucristo al Padre por el Espíritu en la Eucaristía: en el ofrecimiento de obras, durante el día, en la Santa Misa, en la Comunión; si hemos podido hacer o participar en el “Ejercicio de las 40 horas” en honor, gratitud… y desagravios al Santísimo Sacramento; si nos hemos preparado para comenzar la cuaresma en clima eucarístico; si hemos puesto algún “cartelito de reclamo” (que se adjuntaba) para suscitar nuevos adoradores de Jesús Sacramentado en la ARPU…; si nos interesamos por nuestro “noticiero de familia”.

Para esta Cuaresma el Papa Francisco se centra “en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19-31)”.[1]

El Santo Padre titula su mensaje: La Palabra es un don. El otro es un don. Después de motivarnos sobre la importancia de la Cuaresma ya que “en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor”, desarrolla su mensaje en estos puntos:

1.- El otro es un don: “sea vecino nuestro o un pobre desconocido”.

2.- El pecado nos ciega: “El Evangelio nos lo revela acerca del hombre rico”.

3.- La Palabra es un don: “nos ayuda a prepararnos bien para la Pascua que se acerca”.

“Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Homilía, 8 enero 2016).

Además de estos preciosos y sugestivos enfoques de la parábola cuyo “mensaje se dirige a todos los cristianos”, yo os propongo éstos:

1.- Las múltiples enseñanzas de la parábola para todos

Contiene múltiples enseñanzas que nos vendrá bien recordar, meditar en esta Cuaresma, por ejemplo y a ser posible, en “nuestras” medias horas semanales de adoración y compañía con Jesús sacramentado.

-La supervivencia del alma después de la muerte y, por tanto, la retribución ultraterrena: “también nuestra mirada se dirige al más allá” dice el Papa.

– Inmediatamente después de la muerte el alma es juzgada por Dios de todos sus actos -juicio particular-, recibiendo el premio o castigo merecidos: “En el más allá se restablece una cierta equidad y los males de la vida se equilibran con los bienes”.

– En otro orden de cosas la parábola enseña también la dignidad de todo persona humana por el hecho de serlo, independientemente de su posición social, económica, cultural, religiosa, etc.: “La justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida”.

– El respeto a esa dignidad lleva consigo la ayuda al desvalido de bienes materiales o espirituales (cf. Gaudium et spes, n.27): “La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor”.

– Los bienes terrenos como también los sufrimientos, son efímeros: se acaban con la muerte, con la que también termina el tiempo de prueba, nuestra posibilidad de pecar o de merecer; y comienza inmediatamente el gozo  del premio o el sufrimiento del castigo, ganados durante la prueba de la vida: “Dejémonos guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión”.

– En la parábola se vislumbras las realidades del Cielo (donde van las almas de todos los que mueren en gracia de Dios, inmediatamente después de la muerte como el buen ladrón, recibidas por Jesús), o de la purgación los que necesitaren de ella (Purgatorio), o del Infierno (los que mueren en pecado mortal); todos en la espera de la Resurrección en la que estas almas se unirán con sus cuerpos. Todas estas son verdades de fe, dogmas de la fe católica (cf. Credo del Pueblo de Dios, n. 28).

– Quien cuenta la parábola es Jesús, el Redentor, nuestro salvador del pecado, de la muerte, del infierno; Él es nuestra esperanza de vida eterna feliz junto a Él y con todos los Santos.

– Esta es la fe de la Iglesia desde siempre. Baste citar a San Juan Crisóstomo:

“Os ruego y os pido y, abrazado a vuestros pies, os suplico que, mientras gocemos de este pequeño respiro de la vida, nos arrepintamos, nos convirtamos, nos hagamos mejores, para que no nos lamentemos inútilmente como aquel rico cuando muramos y el llanto no nos traiga remedio alguno. Porque aunque tenga un padre o un hijo o un amigo o cualquier otro que tenga influencia ante Dios, sin embargo, nadie te librará, siendo como son tus propios hechos quienes te condenan” (Hom. Sobre 1 Cor).

2.- Aplicaciones prácticas

El Papa las saca en el transcurso y al final de su mensaje. Por poner algunas:

1ª.- “La Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo”.

2ª.- “El Señor -que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador- nos muestra el camino a seguir”: intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna”.

3ª.- La Cuaresma es un tiempo propicio para experimentar que la Palabra de Dios es un don: “todo está en la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia”.

4ª.- “La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don”.

5ª.- “El rico y el pobre, en efecto, mueren, y la parte principal de la parábola se desarrolla en el más allá. Los dos personajes descubren de repente que «sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él» (1 Tm 6,7).

6ª.- “Que el Espíritu Santo nos guíe a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados”.

7ª.- “Animo a todos los fieles a que manifiesten también esta renovación espiritual participando en las campañas de Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas partes del mundo para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana”.

  1. Jesús Sacramentado es un Don infinito para los hombres, el adorador de Jesús en la Eucaristía es un don para El, cada uno lo somos en la ARPU.

Dado que el tema o título del mensaje del Papa es “El otro es un don” y “Lázaro nos enseña que el otro es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido”, me gustaría disponer de tiempo y espacio para desarrollar este tercer y precioso punto que para los adoradores de Jesús Sacramentado en la ARPU en Burgos, les resulta un tanto conocido, pero aquí no hay tiempo para más. Acaso, Dios mediante, en otra ocasión.

Deseo y animo también a que meditemos esta doctrina y espiritualidad de Cuaresma. Nuestros Estatutos  (de la ARPU) nos exhortan a tener “la práctica anual de los Ejercicios Espirituales” (art.12). Aquí tenemos ya materia para hacerlos.

En el ejercicio del Vía crucis encontraremos reciedumbre espiritual para seguir a Nuestro Señor Jesucristo hasta el monte Calvario. En esta “escalada” cuaresmal nos acompaña -y la acompañamos- la Bienaventurada Virgen María, Madre nuestra dolorosa al pie de la Cruz.

Concluyo mi carta tomando también palabras del Papa:

Queridos hermanos y hermanas:

“Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua”.

Burgos, 1 de marzo de 2017, Miércoles de Ceniza.

Fdo.: José Luis Esteban Vallejo. – Consiliario Nacional de la ARPU

 

[1] Nota: al citar sus textos los pondré en entre comillas

 

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