ADORACION REAL, PERPETUA  Y UNIVERSAL AL SANTíSIMO SACRAMENTO (ARPU)

 

 

“MEMENTO, Adorador”: Acuérdate de que en este mes…  

Éste es el título de uno de nuestros apartados en nuestras publicaciones mensuales, además de las ya consolidadas Cartas y Noticieros. Se trata de “memorare” o “recordare” para traer a la memoria y al corazón acontecimientos, efemérides, aniversarios, fiestas principales, avisos, normas de funcionamiento de la ARPU, medios también de formación y animación que nos ayuden a coger y asimilar más y más el “espíritu” y las “normas” de nuestro precioso carisma.

Según esto, ¿qué podemos recordar, celebrar… para mejor vivirlo en este mes de febrero de 2022.

 1.- De la homilía del papa Francisco en la solemnidad de la Epifanía del Señor (6-1-2022) en su parte final sobre la “adoración” u “oración de adoración” (los subrayados en negrita son míos)

“Finalmente, los magos regresan «por otro camino» (Mt 2,12), nos estimulan a recorrer nuevos caminos. Es la creatividad del Espíritu, que siempre realiza cosas nuevas. Es también, en este momento, una de las tareas del Sínodo que estamos llevando a cabo: caminar juntos a la escucha, para que el Espíritu nos sugiera senderos nuevos, caminos para llevar el Evangelio al corazón del que es indiferente, del que está lejos, de quien ha perdido la esperanza pero busca lo que los magos encontraron, «una inmensa alegría» (Mt 2,10) Salir e ir más allá, seguir adelante.

Al final del viaje de los magos hay un momento crucial: cuando llegan a su destino “caen de rodillas y adoran al Niño” (cf. v. 11). Adoran. Recordemos esto: el camino de la fe sólo encuentra impulso y cumplimiento ante la presencia de Dios. El deseo se renueva sólo si recuperamos el gusto de la adoración. El deseo lleva a la adoración y la adoración renueva el deseo. Porque el deseo de Dios sólo crece estando frente a Él. Porque sólo Jesús sana los deseos. ¿De qué? Los sana de la dictadura de las necesidades. El corazón, en efecto, se enferma cuando los deseos sólo coinciden con las necesidades. Dios, en cambio, eleva los deseos y los purifica, los sana, curándolos del egoísmo y abriéndonos al amor por Él y por los hermanos. Por eso no olvidemos la adoración, la oración de adoración, que no es muy común entre nosotros. Adorar, en silencio. Por ello, no nos olvidemos de la adoración, por favor.

Y al ir así, día tras día, tendremos la certeza, como los magos, de que incluso en las noches más oscuras brilla una estrella. Es la estrella del Señor, que viene a hacerse cargo de nuestra frágil humanidad. Caminemos a su encuentro. No le demos a la apatía y a la resignación el poder de clavarnos en la tristeza de una vida mediocre. Abracemos la inquietud del Espíritu, tengamos corazones inquietos. El mundo espera de los creyentes un impulso renovado hacia el Cielo. Como los magos, alcemos la cabeza, escuchemos el deseo del corazón, sigamos la estrella que Dios hace resplandecer sobre nosotros. Y como buscadores inquietos, permanezcamos abiertos a las sorpresas de Dios. Hermanos y hermanas, soñemos, busquemos, adoremos”.

2.- Los siete domingos de San José para contemplar y vivir sus siete dolores y gozos. 

         Comenzaron ya el domingo 30 de enero. Recordad lo que os decía con cierta extensión el año pasado (por ser el Año de San José) sobre esta práctica devocional y tradicional a San José que no he hemos de perder sino recuperar y practicar. En esta imagen que ya os ponía de alguna manera se representan esos siete dolores y gozos. Que son de alguna manera los nuestros.

Primer dolor y gozo: El santo Patriarca piensa abandonar a María y el Ángel le anuncia que es Madre de Dios. 

Segundo dolor y gozo: San José ve a Jesús que nace pobre en Belén y oye a los coros angélicos que cantan su gloria. 

Tercer dolor y gozo: Es circuncidado el Niño y se le impone el dulce nombre de Jesús. 

Cuarto dolor y gozo: Simeón profetiza penas amargas para Jesús y María y a la vez salud y redención para muchísimas almas. 

Quinto dolor y gozo: La huida dolorosa a Egipto y el gozo de vivir con Jesús. 

Sexto dolor y gozo: Temores a la vuelta de Egipto y delicias de la vida de Nazaret. 

Séptimo dolor y gozo: La pérdida del Niño en Jerusalén y el encuentro en el templo.

En la imagen-icono de San José están representados:

Siendo la imagen de San José la misma y en el centro para los siete dolores y gozos, a ver si los descifráis cuál es cada uno de ellos.

Están recortados (abajo el 5º y 7º: “la Huida a Egipto” y “Jesús entre los doctores en el templo” por falta de espacio en el escáner pero se pueden reconocer; a ver si reconocéis los otros cinco porque sí están más claros.

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