Don Juan Bautista Luis Pérez

 

RESUMEN BIBLIOGRAFICO DEL EXCMO RDVO. DON JUAN BAUTISTA LUIS Y PEREZ

 

Don Juan Bautista Luis y Pérez, obispo de Oviedo, precisamente murió el día 6 de noviembre de 1934.  Murió en Madrid siendo primer moderador de la ARPU después de haberlo sido San José María Rubio y Don José Solé, (S.J.).Él puso los fundamentos doctrinales, espirituales y prácticos de la Obra. Para verlo y comprobarlo bastaría meditar sus Meditaciones Eucarísticas. De ellas escojo -entre tantísimos textos posibles- algunos de ellos con esta orientación escatológica. Creo que así nos ayuda a vivir estas realidades que la Tradición católica ha llamado últimas, escatológicas: “muerte, juicio, infierno y gloria” (con la intermedia del Purgatorio) pero relacionadas con el carisma de la ARPU; por tanto con la Sagrada Eucaristía.

El doctor Juan Bautista Luis Pérez, nació en Burriana (Castellón) el día 1 de abril de 1874, en una humilde casita. Procedía, por sangre, de un modesto hogar marinero.

Siendo muy niño, por su inteligencia precoz, su hablar fácil y su comportamiento simpático y atractivo, se revelaba ya como un predestinado. A los tres años, en brazos de un familiar, era conducido los viernes cuaresmales al calvario, donde leía el vía crucis, con la admiración de la devota muchedumbre ante un niño que apenas podía sostener el librito en sus frágiles manos.

Llamado por la vocación al sacerdocio, fue ordenado en Roma el 25 de julio de 1896, por el papa León XIII. Ejerció el profesorado en el colegio de Viciana y en el seminario de Tarragona.

Fue obispo auxiliar de Toledo y más tarde obispo de Oviedo el 1 de febrero de 1920. Al darse una nueva organización a la Acción Católica, la Santa Sede le nombró consiliario general de la misma.

El obispo Luis Pérez fue un escritor de altos vuelos. Es larguísima la lista de publicaciones que figura en la hemeroteca del arzobispado de Oviedo, entre pastorales, libros y comunicaciones.

Su devoción eucarística fue una constante en su vida hasta el punto de que deseaba tener en su diócesis una Congregación religiosa femenina dedicada al culto y devoción al Santísimo Sacramento.

Su encuentro providencial con la madre María de los Ángeles de san Agustín y su comunidad de jerónimas de Gijón, recién llegadas de Méjico, hizo que en dicho convento cristalizara el Instituto eminentemente eucarístico que llevaba en lo más profundo de su corazón.

Con motivo del XXV aniversario de la Adoración Nocturna de Oviedo, salió de sus manos la magnífica pastoral sobre la Eucaristía, y que es todo un tratado sobre el tema. Consta de 94 páginas y está dividida en VIII capítulos. Fue firmada en Avilés el 20 de mayo de 1928.

Al término de sus días cuando vio agravarse su enfermedad, expresó el deseo de ser atendido por sus hijas espirituales, las Jerónimas de la Adoración y es trasladado a Madrid a la calle de Méjico, donde las madres tenían su convento. Después de dos días de lecho y tras recibir con toda devoción los santos sacramentos, sin perder el conocimiento y casi sin agonía, entregó su alma al Señor, apoyado en los brazos de la madre María del Sagrado Corazón, el día 6 de noviembre de 1934 a las diez de la noche.

Sus restos fueron trasladados a la catedral de Oviedo para ser inhumados en la capilla de santa Eulalia, patrona del obispado, donde descansan actualmente.

Terminamos esta semblanza de un gran prelado a quien tocó vivir tiempos heroicos para la Iglesia de Asturias y supo mantener, con dignidad y prudencia, la antorcha de la fe entre persecuciones de toda índole contra la Iglesia. Sólo su oración y prudencia pudo librar a la Iglesia, en la diócesis de Oviedo, de peores males. Su calma y paciencia pusieron muy alto el prestigio de la Iglesia.

Con razón ha sido llamado el obispo “protomártir” de la persecución religiosa española.

31 de enero de 1930: Las gestiones realizadas ante la Santa Sede por el Obispo de Oviedo, Don Juan Bautista Luis Perez, lograron la aprobación pontificia del Papa Pío XI, como movimiento eucarístico aprobando los fines específicos de la Adoración, en Rescripto de la Sagrada Congregación de Ritos.

“Es una obra de Fe que se apoya en el dogma de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía y en el deber de correspondencia por parte de los hombres al amor que Jesus nos demuestra en la Eucaristía”.

No renunciamos a la satisfacción, plenamente legítima, de extractar unos amplios párrafos de esta bella pastoral por el bien que nos puede proporcionar a sus hijas las Jerónimas de la Adoración y a cuantos deseen profundizar en el tema tan nuestro de la Eucaristía

LA SANTÍSIMA EUARISTÍA. CARTA PASTORAL, QUE EL OBISPO DE OVIEDO DOCTOR DON JUAN BAUTISTA LUIS PEREZ, dirige al Clero y fieles de la Diócesis con motivo del XXV aniversario de la Adoración Nocturna de Oviedo.

…Porque ignorar la religión es desconocer a Cristo, y conocer la religión es saber mucho de Cristo, porque en Él están encerrados los tesoros de la divina sabiduría. Saber mucho de Cristo es como dice san Pablo saberle crucificado, que es conocerle con luz de fe y gustarle en la suavidad y dulzura de su pasión. Porque aunque ésta fue para él amarga, fue para nosotros más sabrosa que la miel, porque la encerró en el Pan eucarístico, que es pan del cielo, que contiene en sí todos los deleites…»

…Son las almas eucarísticas, la raza de los escogidos, los que llevan en el fondo de su corazón grabado por sus comuniones sacramentales y por sus ansias espirituales de comulgar, el sello de los predestinados. ¡Cuán numerosos son!. Ellos pueblan la tierra alrededor de incontables tabernáculos, como puntos luminosos que forman constelaciones y ahuyentan las tinieblas que envuelven la tierra; son almas de la Iglesia, los consoladores de Jesús; las águilas del espíritu que se congregan allí donde está el Cuerpo de Jesús…

…La Eucaristía es la gloria y el honor de la Iglesia celestial y terrena. Es el centro motor, el corazón de donde fluye la vida, no sólo del espíritu, sino también de nuestros cuerpos en los que ingiere como una semilla de resurrección y de incorruptibilidad…

..La Eucaristía es a los sacramentos lo que el sol a los planetas. Está en medio de ellos y a todos les presta la luz de su hermosura. Les da claridad y virtud, y nada recibe de ellos. Por eso la Eucaristía fue llamada Sacramentum Sacramentorum, y por antonomasia el Santísimo Sacramento..

…La Santísima Eucaristía es el receptáculo inmenso que contiene en sí la vida de la gracia presente y la vida bienaventurada de los cielos. En ella está la causa de nuestra salud, el pan que nos da fuerzas para subir al monte santo de Dios, la Jerusalén celeste…

…Como dice san Juan Damasceno, la Eucaristía es como una brasa de fuego muy encendida, porque la carne de Cristo está unida a la Divinidad, y la recibimos para encendernos y deificarnos. He aquí el fruto que esperamos: no queremos para vosotros, fuera del conocimiento necesario, la ciencia de la Eucaristía, sino el amor de la Eucaristía..

…Así en la Eucaristía el amor, aun siendo infinito, parece a nuestra limitada capacidad que se supera así mismo y que contiene de un modo eminente todas las demás pruebas que de su amor nos dio Dios. Por eso la llamamos con verdad el AMOR DE LOS AMORES, porque cuando miramos la Sagrada Hostia, resplandeciente con la claridad del amor de Dios, vemos cómo todas las verdades de nuestra santa religión, todas las divinas trazas del Salvador…todo estaba ordenado y dirigido a conducirnos a la Eucaristía, a vincularnos a ella, fundirnos en ella, para de este modo moldear, afinar y pulir nuestras almas con toques delicados de amores divinos para expulsar todo lo que en nosotros no es de Dios…

…Los sacramentos son ríos de gracia, pero la Eucaristía es la fuente que los nutre. Ella es el oriente hacia donde mira toda la vida sobrenatural, porque de Ella sale el Sol.»
Cristo Jesús, cuyo amor es luz de las inteligencia y vida de los corazones que antes estaban sentados en las tinieblas y en las sombras de la noche…

…Adoradores; adoremos al Sacramento, al Verbo hecho hombre, presente en la Santísima Eucaristía por medio del Sacramento. Por eso nuestra adoración, aún siendo nuestra, es agradable a Dios, y sube hasta su trono en olor de suavidad; porque es verdadera y espiritual, porque es la oblación amorosa que hacemos a Dios del don infinito que de Dios hemos recibido: nuestra adoración es nuestro sacrificio de alabanza, el cáliz de la salud…

… Nos, estimamos que hemos de sacar grandes provechos de nuestros santos sacrificios, de nuestras comuniones y adoraciones, si las hacemos en María, con María y por medio de María. Sea ella nuestra Maestra y guía en el culto de amorosa adoración que constantemente hemos de rendir a Jesús Sacramentado. «La Mujer que nos dio el Señor nos dio el fruto del árbol de la vida, comimos y hemos sido vivificados

…Invocando a la Santísima Virgen para que nuestra humilde palabra sea fructuosa en vosotros y para que toda nuestra vida esté consagrada al amor, a la reverencia, al honor y a la gloria de Jesús Sacramentado, os damos, Venerables Hermanos y amados Hijos la bendición pastoral…»

Avilés, 20 de mayo de 1928. Juan, obispo de Oviedo.

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