RITO DE BENDICIÓN E IMPOSICIÓN DE LA MEDALLA INSIGNIA DE LA ARPU

 

Por don José Luis Esteban Vallejo, Consiliario Nacional de la ARPU.

1. Día importante y celebración significativa y gozosa para la ARPU: estamos contentos, animados, agradecidos, nos felicitamos…

2. Pues, ¿qué es lo que vamos a realizar? Un rito que se inscribe en el Bendicional de la Iglesia y entre sus sacramentales. No es un sacramento pero sí entra en el ámbito sacramental: vemos unas medallas… significan algo más allá de su mero contenido material y llevan anexa a una gracia o ayuda en virtud de la oración de la Iglesia.

3. ¿Qué es, pues, la Medalla de la ARPU?

a) Es y será un recordatorio del amor de Cristo, que en el sacramento de la Eucaristía llega hasta el extremo de su cumbre más alta…

b) Es un signo de que somos un Don del Padre para Jesús Eucaristía: “Nadie, viene a mi si mi Padre no le atrae…” El Padre, que al introducir a su Hijo en el mundo dijo que le adoraran… quiere buscar adoradores que glorifiquen a su Hijo, le acompañen allí dónde está y está en la Eucaristía….; aquí quiere ser “buscado, creído, amado, adorado”. Jesús lo desea y con ello recibe también gloria de su Padre. Nosotros hemos recibido este Don como carisma fundacional de la ARPU, que es este: “Jesús desea ser adorado por todos los hombres”.

c) Es un signo de nuestra pertenencia a Jesús en este movimiento eucarístico cuando realizamos la norma fundamental. (cf. punto 3. del compromiso de un adorador en el tríptico).

d) Es el signo de vida eucarística: dondequiera que la llevéis… Es testimonio de vida cristiana: de seguimiento de Cristo. Comenzamos en el Bautismo. Y es exigencia fundamental para todos los cristianos, pero la experiencia nos dice que, si no hay ningún movimiento que los enrole, alguna asociación que los arrope y estimule, no se realiza este seguimiento, al menos en la medida, intensidad y profundidad que corresponde. Por eso, viene bien, esta ayuda y estímulo. Y en este sentido es también.

e) Signo de las ayudas de Dios, de Jesús Sacramentado para superar las dificultades que vendrán -tendremos- en el cumplimiento de nuestro compromiso de amor con Jesús sacramentado. Pero “No temáis, yo estoy con vosotros todos los días” (Mt. 28,20) y en la Eucaristía de modo singular se realiza esa presencia de Jesús: El mismo que está en el Cielo que “ha vencido al mundo” viene y está con nosotros, en nuestra ayuda; nos acompaña en el camino de nuestra vida, cuando nosotros le acompañamos o nos dejamos a acompañar, cuando le adoramos…

Cada vez que le miréis, beséis, llevéis (en varias ocasiones al año) y el significado de las características, de la espiritualidad y las normas de la ARPU: Adoración Real, Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento. (En los cursillos y en el Libro del Manual se explican más detenidamente).

4. Los signos más elocuentes, ¿Cuáles son?

– en una cara: representación de todos los hombres en esas personas de los cinco continentes y razas del mundo conocido,

– en la otra, la puerta del Sagrario y el lema “Adoremos in aeternum sanctissimum sacramentum: Adoremos por siempre al Santísimo Sacramento”.

– De aquí nace el compromiso de vuestro amor a Jesús Sacramentado, de ahí nace el celo por extender la asociación a todos los posibles, “reuniendo alrededor del Sagrario a cuántas más personas podamos”; tanto mejor. (cf. ver ficha de inscripción).

5. Tendréis de modelos, patronos intercesores a Santa María Virgen Inmaculada y de la Visitación y a San José, los primeros adoradores del Verbo Encarnado: la Eucaristía es prolongación del misterio de la Encarnación.

Tendréis también como intercesores a los fundadores o co-fundadores enamorados de Jesús Eucaristía en esta modalidad de nuestro movimiento. (cf. en Libro Manual págs. 142-144: Juana Carou Rodríguez, San Manuel González, San José María Rubio, el siervo de Dios José Llés Segarra (en proceso de beatificación por martirio) y don Juan Bautista Luis Pérez obispo de Oviedo.

Tendréis mi aliento, oración y ayuda, como sacerdote amigo y Consiliario Diocesano de ARPU y a los demás miembros del Consejo Diocesano y adoradores, para estimular o superar las diversas dificultades de tipo personal y de los ambientes en que se desarrolle vuestro cometido; para alentaros en el cumplimiento de nuestros deberes y en la realización de vuestros apostolados eucarísticos-apostólicos.

6. Todo ello lo vamos a pedir en las preces de la Misa y ratificarlo en la Comunión-Alianza sellada con la Sangre de Cristo.

Me complace exhortaros con palabras del Papa a los adoradores de la ARPU: “Seréis un gran testimonio para los hombres de hoy, -posmodernos, descreídos- al veros adorar, acompañar a nuestro Dios. Seréis un gran estímulo para los feligreses de nuestras parroquias que han de tener como imagen y centro a Jesús Sacramentado en la Eucaristía, también en el Sagrario.

7. Demos gracias a Dios por Cristo en el Espíritu por estos adoradores y por todos los que suscita y suscitará por vuestra mediación y apostolado eucarístico: “adoradores en espíritu y en verdad”. Tenemos para ello la misma Eucaristía: acción de Gracias por excelencia en sentido descendente y ascendente. Adoremus in aeternum sanctissimum sacramentum verdaderamente, ¡Adoremos por siempre al Santísimo Sacramento!

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