“Memento, adorador…”, en el mes Abril 2018
“MEMENTO, adorador…” Acuérdate de que en este mes…”.
Este es el título de un nuevo apartado en nuestras publicaciones mensuales, además de las ya consolidadas Cartas y Noticieros. Se trata de “memorare” o “recordare” (“re-cordare”, pasar por el corazón) para traer a la memoria y al corazón acontecimientos, efemérides, aniversarios, fiestas principales, avisos, normas de funcionamiento de la ARPU. Es un medio o recurso también de formación y animación que nos ayuden a coger y asimilar más y más el “espíritu” y las “normas” de nuestro precioso carisma.
Según esto, ¿qué podemos recordar, celebrar… para mejor vivirlo en este mes de abril de 2018?
1.- Ante todo “Aleluya” que “es la Pascua del Señor”. “Acuérdate de Jesucristo Resucitado de entre los muertos”. Era la admonición de San Pablo a Timoteo. Nosotros, ¿cómo? con las aplicaciones concretas de la Carta de este mes sobre la Pascua, “fiesta deseada todo el año” (homilía del siglo II).
Cabe repetir aquí lo que decíamos de la Cuaresma-Semana Santa-Pascua: “Aprovechemos especialmente estos días para agradecérselo, corresponder, adorarle, buscarle adoradores, hacer este apostolado eucarístico porque “el amor de Cristo nos urge”.
2.- Día 26 de abril: Fiesta propia en la ARPU: Ntra. Sra. del Buen Consejo.
Tengamos en cuenta lo que nos advierten nuestros Estatutos (art. 14):
“El 26 de abril N.S. del Buen Consejo, como Compatrona de la Asociación en el Centro de Madrid, así como el 8 de agosto, fecha fundacional de la ARPU, el año 1927. En cada Diócesis o población, puede celebrarse la fecha de la inauguración en ella; como fiesta mariana propia celebren(a) la Stma. Virgen bajo cuya advocación sea más venerada en el lugar donde radique el Centro” (cf. art. 14).
En su día, Dios mediante, se explicará un poco más por qué esta advocación mariana en la ARPU.
3.- La ARPU tiene sus símbolos: su escudo, la bandera, la medalla, el logotipo, el pin…
Estos símbolos, de alguna manera recogen, sintetizan y expresan el carisma de la ARPU, el deseo de Jesús Sacramentado de ser “adorado por todos los hombres, a todas las horas, en todos los Sagrarios de la Tierra”.
Como todo lo que se organiza en la Asociación es para mejor realizar sus fines: dar a conocer a Jesucristo en la Eucaristía, fomentar su adoración, para mejor vivir de Ella y dar a conocer ese deseo y para manifestar que Jesús es la Eucaristía para la salvación del mundo.
Protocolo para su uso: Los asociados, según los organismos y el gobierno de la ARPU (Consejos parroquiales, diocesanos…), pueden usar estos signos o símbolos en los momentos y circunstancias que consideren oportunos y adecuados.
1.- La bandera que de alguna manera representa a los asociados de cada diócesis o parroquia que disponen de ella, se lleva en las procesiones del Santísimo Sacramento, especialmente en la del Corpus Christi, se rinde ante el Señor en la Consagración de la Misa y en las bendiciones del Santísimo.
El Consejo Diocesano de cada lugar designará y nombrará por cuatro años renovables al “abanderado (a) que con firmeza y seguridad, con garbo y elegancia sepa y pueda llevarla y rendirla piadosamente en sus momentos.
- – La bandera puede ser sustituida por un estandarte con tal de que recoja el mismo simbolismo y el significado del carisma de la ARPU.
3.- La medalla: Puede ser entregada una vez que el Consejo Diocesano ha hecho o aceptado con documento escrito como “Cédula de su pertenencia a la Asociación Real, Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento” la admisión del solicitante en la Asociación de la ARPU. Ha de concederse “previo algún tiempo de experiencia en la práctica de la Adoración semanal que vayan realizando” (Estatutos, art. 18). Estimamos que por lo menos ha de ser un año o dos de práctica. De no haberle entregado antes la “Cédula de su pertenencia a la Asociación Real, Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento”, se haría al mismo tiempo que la medalla o bien, si ya se tuviera, otro documento de tal rito.
– Ya que el ingreso del nuevo asociado se hace normalmente “por medio del Delegado (a) parroquial”, es él (ella) quien ha de garantizar esa práctica antes de la concesión. Para ello ha de presentar los nombres con tiempo suficiente -un mes aproximadamente- para que se preparen, con cintas blancas para las mujeres (jóvenes y niñas) y cordones rojos para los hombres (jóvenes y niños). Previamente deben ser instruidos por medio de alguna catequesis que recuerden los compromisos fundamentales de los asociados, que se explique y se ensaye el rito de la bendición e imposición, que conozcan su significado, bello y rico simbolismo (aunque su materialidad sea sencilla y hasta pobre) y su uso, etc.
– Para todos estos menesteres tienen mucho que ver -les corresponden- especialmente el tesorero y vocales de los Consejos. El Consejo Nacional proporcionará en su día los elementos necesarios o convenientes para disponer de medallas, catequesis o explicación, el ritual de bendición e imposición, la cédula de pertenencia o admisión. Estamos trabajando en todo ello, pero no impide sino que se estimula a que sean los Consejos diocesanos y parroquiales quienes tengan iniciativas al respecto que presentarán al Nacional.
– Antes de ser impuestas las medallas han de ser bendecida por el Consiliario Diocesano para que sean signo “sacramental” con las bendiciones de la Iglesia, con el ritual de la ARPU. Se hará en alguna celebración significativa para la ARPU Diocesana.
4.- El pin puede sustituir a la medalla para su uso: puede llevarse y es aconsejable incluso diariamente en la solapa del vestido.
5-7.- El logotipo, el sello, el escudo de la ARPU.
A semejanza de cómo los usamos siempre en los documentos oficiales del Consejo Nacional (tuvimos que preparar el sello, el logotipo… de la ARPU Nacional pues no se nos entregó) deberían usarse también los documentos oficiales en los Consejos Diocesanos, usando el mismo logotipo general de la ARPU y poniendo luego el lugar propio del Consejo Diocesano, v.g., de Burgos, de Madrid, de Barcelona, etc.