“MEMENTO,  adorador…”, acuérdate que en el mes de enero de 2020

1.- Las aplicaciones prácticas ya referidas en los tres meses anteriores -decía- también son válidas para siempre. “Serían estas muy propias para el tiempo de Adviento y Navidad” os decía en la carta anterior. Volver a ponerlas en esta Carta sirve de examen por si las hemos cumplido o puesto en práctica. Eran las tareas a realizar, los objetivos a conseguir, los compromisos de amor a cumplir; y en todo caso para desear realizarlos de modo mejor”. Las sintetizo aquí un poco y adapto en los tiempos de los verbos empleados.

1ª.- Cuidar el rezo del Ángelus con el Arcángel Gabriel y toda la Iglesia (el Papa y tantos católicos) que se dan cita a mediodía en devoción a la Virgen María ¿Lo hago así? (pausa de silencio).

2ª.- Anunciar la Buena Noticia de Dios a los hombres y con los hombres: el misterio de su Encarnación en la persona divina del Hijo por obra del Espíritu Santo.

3ª.- Anunciar y cantar con los Ángeles de la Navidad del Señor la alegría de la Navidad a los pastores de hoy, a los “hombres de buena voluntad”: “Os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. ¿Lo hacemos así?

Ser cada uno ahora “el Ángel de la Navidad” con el contenido que conocemos. He visto que la campaña de Cáritas para Navidad ha escogido esta alegoría del Ángel: “Todos tenemos un ángel, especialmente en Navidad”.

¿Lo somos o nos parecemos a ese ángel?

4ª. ¿Nos hemos preparado  -en Adviento y siempre- para la Navidad con y como la Virgen María y San José para acoger al Verbo de Dios hecho Carne: nosotros con una buena confesión sacramental?

Se adjuntaba también algún formulario de “comunión espiritual”. ¿Las hacemos con frecuencia?

5ª.- Contemplar, gozar en la fe y amor del misterio del Verbo Encarnado con la adoración al Santísimo Sacramento: en visitas frecuentes, con comuniones espirituales, en nuestras medias horas de adoración semanales-particulares, en la Exposición del Santísimo y en otras celebraciones comunitarias. ¿Vemos relaciones entre la Navidad y la Eucaristía?  (cf. Papa Francisco Carta Apostólica Admirabile signum,  Greccio, en el Santuario del Pesebre, 1 diciembre 2019, n. 2).

¿Caemos en la cuenta del misterio cuando hacemos la genuflexión ante el Santísimo Sacramento?; ¿también cuando respondamos “Amén”, antes de comulgar? Algunos -muchos- no saben hacerlo. ¿Quién se lo enseñará? Les haremos un  bien incalculable.

También en familia. ¿Lo hacemos así? ¿Hemos rezado y cantado villancicos? Si hay clima cristiano-católico salen.

6ª.- Celebrar y Vivir estos dos misterios actualizados en la Eucaristía y en los Sagrarios: belenes vivientes. ¿Están transformando nuestras vidas?

7ª.- Decid a todos los que podamos con palabras y obras -supuesto el ejemplo- y con algunas fichas de inscripción en la ARPU: “Venid a Belén -al Altar, al Sagrario- a ver al Mesías, venid a Belén a ver nuestro Bien. ¿Damos a alguien alguna ficha de inscripción en la ARPU como el mejor regalo para Jesús cuyo nacimiento celebramos y que quiere nacer en otros muchos pesebres – corazones de carne- y en sus vidas?

8ª.- Encomendar a las personas a quienes queremos y debemos comunicar la Buena Noticia o felicitación a sus “Ángeles custodios”: ¿Los hacerlos “cómplices” de nuestra santidad y apostolado?

9ª.- ¿Hemos encomendado los asuntos que a nivel de Asociación tenemos y llevamos “entre manos”? ¿Hemos leído la respuesta del Sr. Obispo de Huelva, Don José Villaplana, a nuestra Carta de petición de iniciación del proceso de beatificación de nuestra Fundadora principal? ¿Qué os ha parecido? ¿Qué podemos hacer, cómo proseguir…? Se os adjuntaba.

10ª.- ¿Hemos colocado algún belén o puesto algún nacimiento “en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas…”) según el deseo del Papa Francisco en su Carta Apostólica del 1 de diciembre de 2019 en Greccio, en el Santuario del Pesebre?

11ª.- Apóstol de la Navidad. Primero tú. “Sé tú, ¡oh corazón mío!, constante, ferviente y ardiente, como la lámpara que arde delante del Altísimo, (tan rebajado o anonadado), como la Virgen María al llevar en su seno a Jesucristo, como Jesús en el Altar” -en los Sagrarios- (Don Andrés Manjón, o.c., n.345, 6). Es el Santísimo…más rebajado que en el pesebre, más anonadado que en la Cruz y, al mismo tiempo, glorioso como en el Cielo. ¡Él es la Navidad!, ¡él es la Eucaristía!

Esta experiencia ¿la hacemos apostolado entre nuestros familiares, amigos y conocidos?

En mi Carta de diciembre pasado os auguraba  también “una Navidad santa y feliz que os deseo de corazón, con mi afecto y oración. Que la gocéis en la fe…, en la oración…, en la misteriosa intimidad sacramental de la Eucarística… y de los Sagrarios de la Tierra, nacimientos vivientes. Navidad permanente, Encarnación para y “por nosotros y nuestra salvación” y por ello en algún apostolado concreto”.

Decía “Ojalá que estas 11 propuestas y tareas sirvan para todo el nuevo año, más allá del tiempo litúrgico de la Navidad-Epifanía del Señor. Con mejorar en algunas de estas tareas espirituales-apostólicas mejoramos  en toda nuestra vida. Así lo pido y deseo para vosotros”.

2.- Enero: día 5. Dado que recordamos en este día el tránsito al Cielo de Doña Juan Carou Rodríguez, la Fundadora principal de la ARPU que murió “en olor de santidad en Huelva” (5-I-1933) según el testimonio de Don Juan Bautista Luis y Pérez, os inserto adjunta una quinta y última oración -compuesta por mi parte- para que -por su intercesión- pidáis a Jesús Sacramentado algunos favores materiales y espirituales.

3.- También se os adjunta en este mes el formulario de “Treinta minutos en compañía de Jesús Sacramentado” que facilite la media hora de compromiso de amor de un adorador (a) suyo en la ARPU a la semana.

4.- Finalmente, que en todos los grupos se piense – cada adorador piense- los acontecimientos previstos, D.m., para este año 2020, que acaba de comenzar. Se ha de informar de ellos al Consejo nacional. Por ejemplo, recientemente lo han hecho así los del Consejo diocesano de Madrid renovado en noviembre pasado. Así donde corresponda cada cuatros años renovar los Consejos y a todos los niveles: parroquial, diocesano o nacional.

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