NOTICIERO DE LA ARPU: COSAS DE FAMILIA: Noviembre 2019

 

 

Si la ARPU debe funcionar como una familia, “una partecita de la Iglesia”, debemos comunicarnos las noticias gozosas como también otras de otro signo, a veces de situaciones existenciales difíciles, dolorosas, precarias…; no para saberlas sin más y por curiosidad sino para encomendar al Señor a los adoradores(as) que viven en esas situaciones, a todos: “alegraos con quien se alegra; llorad con los que lloran” (Rm 12,15); por tanto, alegrémonos con los que se alegran, y sufriendo con los que sufren”, porque “una alegría que se comparte, aumenta” y “una pena que se comunica, disminuye”. Según esto informamos para este mes de noviembre de 2019:

1ª.- Vigésimo aniversario del restablecimiento de la ARPU en Burgos (noviembre 1999-2019):  “Es el Señor quien lo ha hecho… (Sal 117) “y estamos alegres” (Sal 125).

Unas efemérides de 20 años en algunas instituciones ya se celebran con cierto interés y con actividades especiales porque conviene dar a conocer una historia de cuatro lustros.

Algunos datos históricos:

Se habla en nuestro caso de “restablecimiento” de la ARPU en Burgos porque antes ya estuvo establecida; que sepamos existió en la Ciudad desde 1934 en la Parroquia de San Cosme y San Damián y llegó hasta 1973; en San Pedro y San Felices desde 1948; en San Lesmes desde 1949 y en San Gil desde 1950 pero, como todas las cosas, si no se cuidan y mueven, por ley inexorable salvo algún milagro que no hay que pedir “tentando a Dios”, de modo rutinario languidecen, se mueren y extinguen.

Sabemos que la ARPU estaba establecida al menos en estos cuatro centros en la ciudad; algún centro más hubo en la provincia, en Miranda en concreto. De momento hemos encontrado alguna documentación en los archivos parroquiales de San Gil y San Cosme y San Damián. Su historia nos enseñaría muchas cosas para aprender de las buenas y no repetir los errores. Valga esta observación para las demás diócesis y provincias en España y fuera de ella donde haya sucedido algo parecido con la ARPU que en otros tiempos estuvo floreciente y gloriosa. Si alguien lo estudia hará algo provechoso para aprender de la historia.

En Burgos, pues, la ARPU desde 1973 a 1999 se había extinguido. La noticia de este vigésimo aniversario de su restauración en Burgos nos centra en estos últimos veinte años para hablar un poco de esta nueva y reciente etapa de la historia que nos ha tocado vivir en primera persona.

Cierto que yo comencé a enterarme un poquito de lo que era ARPU en el año 1989 siendo párroco en San Antonio, Abad, y asistiendo a un Congreso Nacional de Espiritualidad del Clero en Madrid; fue por propuesta de Don Laurentino Montes. Cierto que desde entonces había ido a algunos Congresos o Encuentros nacionales de la ARPU pero nadie me hablaba ni del carisma propio de la ARPU, ni de responsabilidades en su extensión, ni de organización alguna de la Asociación. Por eso, la nueva etapa podemos datarla desde el día en que fui nombrado Consiliario Diocesano en Burgos: justamente el 26 de noviembre de 1999. Y por cierto, fue en unas circunstancias bien especiales y difíciles, estando imposibilitado, sin poder salir aún de casa, recuperándome de un tremendo accidente de tráfico, sufrido el 2 de febrero de ese mismo año. Incluso sin poder salir de casa (sólo salía para hacer la larga y dolorosa rehabilitación). Celebraba Santa Misa en casa con permiso del Sr. Arzobispo Don Santiago, quien fue a verme y me lo dio. Comencé a hablar y llamar, rezar por esta intención y reunir a algunas personas posibles; sobre todo de mi parroquia de San Pedro de la Fuente en Burgos; y allí y así comenzó de nuevo la ARPU. Providencialmente tuvo -tuve- que sufrir un gravísimo accidente de tráfico para prometer al Señor que, si me recuperaba, lo daría a conocer en la Eucaristía.

Con fecha 12 de noviembre de ese año 1999 se abría el Libro de socios que encabezaba un servidor con el registro número 1 y llega hasta el día de hoy hasta el número 474.

Fue sin duda una bendición para la ARPU en Burgos, una dedada de miel dentro del dolor de las circunstancias personales aludidas; pronto, una vez que se presentaba la ARPU a cada quien, se iban inscribiendo primero, digo en esta parroquia y, una vez ya en activo (meses del año 2000), más allá en otras de la ciudad.  Influyeron mucho los siete cursillos que di en la casa de la Iglesia durante los dos-tres primeros años; y después, a nivel diocesano, con la presentación de  la ARPU en todas las parroquias de la ciudad, en los tres arciprestazgos de los Curas y algunos más y parroquias de la Diócesis. Podemos decir que se repartieron miles de fichas de inscripciones y de todas las parroquias se hacían inscripciones pero por la falta de organización y de responsables de los grupos algunos se fueron perdiendo o no funcionaron. Aprender aquí de la historia una vez más.

Cierto que pronto comenzamos la programación con las reuniones y celebraciones mensuales en las parroquias y a nivel diocesano en la Casa de  la Iglesia y en la Catedral. Según mi experiencia siempre fue -es- la oración y el trato personal con cada quien, uno por uno, lo más eficaz.

Había que señalar como un hito significativo la bendición y estreno de la bandera (31 de mayo de 2003 en la iglesia de las MM. Salesas). Se la encargué hacer a Marisol Fernández. La hicieron y bordaron en Madrid. Desde entonces la sacamos en la festividad del Corpus Christi y otras ocasiones y celebraciones. La pagamos los asociados del momento aquel.

Bendición y estreno de la bandera el 31 de mayo de 2003 en la iglesia de las MM. Salesas de Burgos.

 Mi madre (q.e.p.d.), que tenía como socia inscrita en la ARPU el número 11 con fecha 3 de enero del 2000 y, por tanto, de los primeros inscritos, le  compuso (a la bandera con fecha junio de 2003) un sencillo y bello himno que viene en nuestro Manual (cf. p.304) y que he recogido más recientemente en mi libro de cien poesías Yo canto al Señor porque es vida, (19-junio 2019), donde se incluyen otras 7 poesías sobre la ARPU y muchas más sobre la Sagrada Eucaristía.

También el disponer del referido Manual de la ARPU que compuse en el año 2003 y del Libro de Figuras y textos eucarísticos (a. 2010) y el más reciente y mencionado, precisamente este año 2019 pueden ayudar mucho para difundir la ARPU -si se usan- y para una nueva evangelización (en verso). Es lo que he pretendido y pretendo. De cien poemas o poesías son muchos los que tratan de la Sagrada Eucaristía y del Sacerdocio, de la Redención de Cristo que se actualiza en nuestros altares y en los sagrarios y de otras muchas realidades; asimismo expresamente de la ARPU como he dicho. Otros muchos recursos han sido elaborados para la organización, difusión y formación en la ARPU. Desde aquí volvemos a aconsejar usar estos medios de formación para todos los grupos y adoradores; también sé que han llegado algunos ejemplares de los dos primeros libros al extranjero, v.g., en Panamá.

Habría que citar aquí y durante estos 20 años a muchos nombres como significativos en la marcha de la ARPU en Burgos. Tenemos ya 8 cajas llenas de documentos de estos 20 años y, consultando este archivo diocesano de la ARPU aparecen miembros de los primeros consejos diocesanos (con sus cargos renovados cada 4 años según los Estatutos) y de los parroquiales. Me expongo a dejar algunos -muchos- nombres y, por eso, no los pondré. Dios los sabe y yo los recuerdo con gratitud y agrado. Quedan “inscritos en el libro de la vida” (cf. Ap. 20 y 22). Pero no quiero omitir al Delegado del 1º Consejo Diocesano de la ARPU en Burgos, D. Miguel Gutiérrez Mendoza; con fecha 28 de enero de 2000 hizo su inscripción con el número 16 de la Asociación. Asimismo, menciono a la 1ª Secretaria: Mª Trinidad Ordaz Sanmartín quien, con fecha 31 de mayo del año 2000 y después de haber asistido a un cursillo, aceptó el cargo que le presenté y que ha cumplido con profesionalidad (redacción de actas manuscritas, Libro de socios y otros documentos). En ellos agradezco a todos los demás miembros de la ARPU lo que han colaborado y los que trabajan por la difusión de la fe y adoración al Santísimo en nuestra modalidad de la ARPU.

De los 474 inscritos en nuestro Libro de Socios esperamos y barruntamos que muchos ya estén gozando de Dios y adorando al  Cordero celestial. Y pedimos que intercedan para que se mantenga y propague esta Obra de la ARPU. Será por la Gracia de Dios y a Gloria de Jesucristo, el Señor Sacramentado por nuestro amor, pero también por nuestro necesario y diario esfuerzo y colaboración. La mayor labor de la ARPU está en la que hace cada asociado.

La crónica de la restauración de la ARPU en Burgos podría servir para estimular en otras diócesis para que suceda algo parecido. Jesús sin duda lo quiere y todo es poco pues falta mucho para que se cumpla su deseo, nuestro carisma: que Él “desea ser adorado por todos los hombres, a todas las horas y en todas los Sagrarios de la Tierra”.

Invito a que se hagan estas crónicas y, si se nos informa de ellas por escrito, las pondríamos en nuestros Noticieros.

2.- El pasado 18 y19 de octubre, comenzó el curso en la Delegación Diocesana de Madrid, con un retiro espiritual, dirigido por el Consiliario Diocesano Rvdo. Padre Don José Ignacio Rubio López.

3.- “Nuevo resurgir” de la ARPU en Valladolid con la renovación de Consejo diocesano.

El pasado 26 de octubre, con motivo del primer retiro-convivencia de la ARPU en Valladolid después de la designación como consiliario diocesano a Don Jose Mariano Pérez y renovación del consejo diocesano el pasado mes de mayo, los miembros de la delegación y consejo diocesano y con la asistencia del consiliario, delegada y secretario nacional compartieron una jornada eucarística, de reflexión y de formación.

Felicitamos desde estas líneas, el buen hacer del consejo diocesano cesante -que con ciertas dificultades y mucho celo han mantenido viva la ARPU hasta la renovación- y felicitamos a los nuevos miembros de consejo diocesano entrante y desde aquí les brindamos nuestro apoyo.

4.- Dos nuevos adoradores en la ARPU:

– Doña Elsa Urra Samperio de Burgos

– Doña Belén Noci López de Valladolid

Os felicitamos, nos felicitamos todos y, sobre todo, a Nuestro Señor Jesucristo “Sacramentado por nuestro amor”. “Es el Señor quien lo ha hecho…” (Sal 117); “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres” (Sal 125, 3). Pero no nos “durmamos en los laureles”.

Sí, deseamos que también se inscriban los matrimonios pues expresamente Jesús desea ser adorado por todos “los hombres” (= hombres y mujeres, niños y jóvenes, casados, solteros… de todas razas y latitudes; los sacerdotes, religiosos (as) también caben). Somos ARPU: y hemos de ser universales en personas, condiciones, estados, tiempos y lugares.

De todos modos ¡Demos gracia a Dios! Por los adoradores (as) que nos envía -con nuestra necesaria colaboración- como un don suyo muy grande y un don para el Señor Jesús Sacramentado y la Iglesia.

¡Adoremos por siempre al Santísimo Sacramento!

El Consiliario Diocesano de Burgos y ahora también Nacional.

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