ADORACIÓN REAL, PERPETUA  Y UNIVERSAL AL SANTíSIMO SACRAMENTO (ARPU) 

Febrero 2024

NOTICIERO MENSUAL DE LA ARPU

 

Decía San Cirilo de Alejandría comentando la Carta de San Pablo a los Romanos cómo “nosotros siendo muchos (en la Iglesia y ojalá seamos más cada vez en la ARPU dentro de la misma Iglesia), formamos un solo cuerpo y somos miembros los unos de los otros, y es Cristo quien nos une mediante los vínculos de la caridad…”.

Y continuaba este Santo Padre de la Iglesia:

“Conviene, pues, que tengamos un mismo sentir: que, si un miembro sufre, los demás miembros sufran con él y que, si un miembro es honrado, se alegren todos los miembros”.

Aplicando esta enseñanza y exhortación patrística a nuestra Asociación eucarística de la ARPU ponemos este apartado del Noticiero mensual 

IN MEMÓRIAM, Doña Florencia Vega Sancho.

1.- El pasado 18 de enero tuvo lugar la Misa Funeral por Flori, he aquí el testimonio de sus hijos:

«Queremos compartir unas palabras sobre nuestra madre… estoy segura de que todos coincidís con nosotros en que era una persona muy especial. De esas que dejan huella con su alegría, su bondad y su paz.

Apasionada de Dios, era su tema de conversación favorito y su vocación: llevar almas al Sagrario porque el Señor está muy solito y porque allí es donde verdaderamente se transforma nuestro corazón.

Esta vocación se inicia cuando bien pequeña a las 7-8 años, siendo la mayor de 8 hermanos, comienza a suplir a su madre (la abuela Pilar) a hacer su turno de vela ante el Sagrario en la iglesia de Chinchón. Esta costumbre nunca la perdió y todos los días de su vida, tras la misa, se quedaba haciendo una o dos horas de oración delante del Señor… a veces cuando podía, era más tiempo. Allí ella se desahogaba, escuchaba y encontraba la alegría. Y poco a poco fue convirtiéndose en una misión para ella: llevar almas al Sagrario, acercar a las personas a Dios. Primero en el oratorio de los Mensajeros en la calle Madera (al que muchos habréis ido) y después a través de ARPU. Toda una vida de apostolado, para que todo el que se cruzara con Flori escuchara hablar de Dios y de su inmenso amor. “Si supiéramos cuánto nos quiere nuestro Padre Celestial, nos desbordaríamos de emoción y no estaríamos nunca tristes”, decía mi madre.

Estos últimos meses, nuestra madre ha sufrido una enfermedad durísima, ha sido un proceso largo y muy difícil, donde ella, ha dado su mejor versión y nos ha colmado de una emoción preciosa: la ternura. Durante este tiempo ha podido prepararse para llegar a la meta: de vez en cuando repetía: “¿Hija, estoy preparada por si el Señor me llama esta noche? Si mamá. ¿Pero bien, bien preparada? Si mamá. Vale” Recibió 3 veces la extrema unción, la tercera fue el mismo día de su muerte. El día de su muerte fue muy especial, murió en su cama, en su casa y rodeada de su marido, sus hijos e hijos políticos, sus nietos y sus hermanos. Un regalo.

Durante este tiempo, también ha podido preparar este mensaje, que ahora os comparto de parte suya. “Mamá, qué quieres que digamos en tu funeral y ella contestaba: Hablar de Dios, que las personas entiendan que son hijas amadas de Dios. Que le pidan cosas, ah! Y por favor diles que me recen que pidan por mí que quiero estar cerca de Él y que también me pidan intercesión que yo si les puedo ayudar, lo haré feliz.” Para que podáis hacerlo os vamos a repartir unos recordatorios con su foto, frases que ella decía y las oraciones que ella rezaba todas las mañanas.

Queremos transmitiros lo que nos ha enseñado nuestra madre durante este último tiempo: Ante el sufrimiento el Señor no defrauda. Está a nuestro lado, aunque no le veamos. Ante el sufrimiento, el Señor no va a hacer algo para mí, sino que está haciendo algo en mí. En el dolor somos transformados. Se forja nuestro carácter y florecen nuestras virtudes. Así es como crecemos hacia arriba, crecemos no solo como personas, sino en la fe. No nos conformemos con una vida natural, ¡aspiremos a una vida sobre natural! Porque no estamos hechos solo para este mundo, no. Estamos hechos para la eternidad.

Queremos dar gracias en primer lugar a Dios por el regalo de nuestros padres. Marce y Flori. Gracias papa por haber cuidado durante todo el tiempo de enfermedad a nuestra madre, 24 horas.

Gracias Señor por la vida de Flori. Quiero terminar con las últimas palabras que tuvo mi hermano Alberto para mi hermana Raquel y para mí. Nos dijo: “Qué suerte hemos tenido con mamá”

Alberto, qué suerte tienes tu ahora, hermano, que puedes disfrutar con ella en el cielo.”

Doña Florencia Vega Sancho, fue Delegada Diocesana de Madrid y Vice-delegada Nacional de la ARPU, falleció en Madrid el 11 de diciembre de 2023. DEP.

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